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Foto del escritorAndrés Badillo

Mi viaje a Europa - Cap. 4 - Mi primer amor Europeo: Múnich

Un madrugón legendario, pero necesario para llegar al aeropuerto de Madrid y aprovechar mi primer día en Múnich. Cómo, de repente, terminé montado (gratis) en el metro hacia el centro de la ciudad. Las increíbles historias y personas que conocí en el free-tour y en el hostal. Y el increíble ambiente 🥳 en el estadio Allianz Arena por el partido de Champions League (El sueño de muchos hombres).


Tomando el vuelo de Madrid a Múnich

Luego de un primer día corto en Madrid, vencido por el Jet-Lag y el cansancio, llegué de nuevo al hostal a las 8 de la tarde, programé mi alarma a las 3:50 de la mañana y me fui a dormir. La alarma sonó, me costó levantarme, pero entendía que debía estar en el aeropuerto a las 5:00 am; el vuelo salía a las 6:00 am. Me alisté y alisté mi maleta, y aunque a esa hora no había desayuno disponible, el recepcionista, un Cubano muy amable, me preparó un café y me ofreció algo de panadería que quedó del día anterior.


Luego del desayuno pedí un Uber (el más costoso en la vida 😅), llegué al aeropuerto, y no sé si por error o por suerte, pero como mi vuelo era de bajo costo no incluía el embarque de la maleta, este equipaje era un adicional de 60 euros; sin embargo, al declararla y pesarla en la taquilla cuando hice el check-in, no lo cobraron 🤫.


Luego de aproximadamente una hora vuelo, aterricé en Múnich.


Primer blooper Latino y llegada al hostal

Al desembarcar el avión, decidí observar y seguir a las personas que al parecer sabían lo que hacían jajajaja, naturalmente yo no tenía idea de qué hacer; es así como, sin darme cuenta, termine en la parada del metro de Múnich dentro del aeropuerto. Estudié un poco los recorridos y paradas, y me dispuse a esperar la ruta que me servía para bajarme en Karlsplatz, sin embargo, les juro, no vi ningún sitio en donde se comprara el boleto de acceso al metro (o al menos eso creí, los nervios me jugaron una mala pasada y no vi frente a mí el taquillero automático 🤦🏻‍♂️), así que, siguiendo a la muchedumbre me subí en el metro.


Con el metro rumbo a mi estación, y con un poco más de calma, centré mi atención en una aviso en color ROJO que decía: “Si es sorprendido sin el ticket del metro, deberá pagar una multa de 60 euros”, obviamente en alemán y con letras más pequeñas en inglés; y eso fue todo, ahí estaba yo, el Latino colándose en el metro 😁. Afortunadamente, nada malo sucedió, llegué a mi estación en Karlsplatz y me dirigí hacia el hostal a 3 cuadras del lugar.


Llegué a Wombat's City Hostel Munich, increíble hostal, a las 9:00 am. Me recibió en recepción una chica muy amable, con la que después de mostrar mi pasaporte, pude (gracias a Dios jajajaja) hablar un español bien Argentino. Luego, debía esperar la hora del Check-in que era a las 2:00 pm; así que dejé mi maleta, pedí recomendaciones y salí a explorar la ciudad.


Múnich: Orden, limpieza y cultura

Sin duda, la primera recomendación fue llegar a Marienplatz, así que, con Google Maps en mano, caminé hasta allí, disfrutando de cada rincón y cada cosa y cada una de las sensaciones.

De camino, no pude más que impresionarme con la arquitectura, la limpieza y el orden que rebosa en la ciudad a simple vista 😍, y más aún, si sabemos que la ciudad quedó en un 70% destruida tras la segunda guerra mundial (de esto hablaré más adelante).

Me dejé llevar por la belleza de la ciudad y la fiebre del día de partido que se percibía en el ambiente, y compré mi primer souvenir aprovechando la fiebre de James Rodríguez en el Bayern München:


En Marienplatz, la plaza más importante de la ciudad, pude notar la cantidad de ofertas de free-tour que había (No son free, debemos dar una propina al final del recorrido), así que me acerqué a uno de ellos que ofrecía el tour en español llamado White Umbrella (100% recomendado).


Por una tarifa de 10 euros, que se paga de manera voluntaria al finalizar el tour, pude recorrer a pie y durante dos horas, las zonas más emblemáticas del centro de Múnich, su historia y sobre todo, su casa cervecera más importante: Hofbräuhaus, la cervecería real de los Reyes Bávaros 🍻.

Luego de terminado el tour, casi a las 2:00 pm, por fin pude llegar a descansar al hostal; mi ubicación fue en una habitación con 5 personas más (3 camarotes dobles), locker con candado para guardar la maleta y un baño compartido. Allí conocí a 4 Brasileros que, casualmente, también iban al partido de Champions League, y que luego, se volverían amigos.


The Champions…

Esta historia merece capítulo aparte, así que nos vemos en el siguiente capítulo 😉.

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